La historia de una sobreviviente del acto que afecta a 200 millones de mujeres.
Sarian Karim Kamara sufrió de mutilación genital femenina (FGM por sus siglas en inglés) cuando apenas tenía 11 años. Las propias mujeres de su comunidad en Sierra Leona fueron quienes, en dos intentos, la marcaron para siempre al infringirle heridas en los labios vaginales y el clítoris.
A pesar de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha levantado la voz en contra de esta práctica que lastima los genitales de la mujer sin razón médica y con el único propósito de evitar que "sienta placer y llegue pura al matrimonio", continúa siendo regular al punto de presentarse un caso cada 109 minutos, según reportes del diario The Independent en febrero.
De acuerdo a la Organización Mundial de la salud (OMS), más de 200 millones de mujeres alrededor del mundo han sufrido de mutilación genital femenina… y Sarian es una de ellas. En una entrevista para The Huffington Post, Karim continúa "perturbada por la experiencia".
Pero detrás de esta pesadilla que va más allá de una creencia o tradición y de lo que pareciera un acto inconcebible entre mujeres, hay un mensaje de superación, empoderamiento y fortaleza. Sarian ha aprendido a amar su cuerpo, salir adelante y disfrutar del sexo.
"A pesar de que el clítoris ha sido removido, eso no nos impide tener la capacidad absoluta de sentir placer durante el sexo". Karim tiene 36 años, está casada, es madre de cinco hijos, tiene una maestría en trabajo social y lucha incansablemente por detener la FMG.
"Es algo inaceptable porque causa demasiado daño físico y psicológico, y no tiene beneficio alguno. Pero nadie habla ni hace nada al respecto".
Por eso, no es de sorprender que la principal motivación de Sarian sea ayudar a quienes han sufrido de mutilación genital femenina y, al mismo tiempo, gritarle al mundo que esto tiene que parar.
Es común que ninguna de las víctimas quiera contar su historia. En sus propias comunidades, son amenazadas y perturbadas con la idea de que una maldición caerá sobre ellas si lo hacen.
"Al final, sí quieren hablar. Sólo necesitan encontrar la forma", dice la activista social.
Sarian ha creado un espacio de talleres bimestrales en Londres, donde actualmente reside, para ayudar a otras mujeres como ella, además de dar pláticas y conferencias en diferentes ciudades sobre la mutilación genital femenina.
El sueño más grande de Karim es enseñar a su comunidad en Sierra Leona a disfrutar de las tradiciones sin el abuso. La sobreviviente de FMG está próxima a crear una organización sin fines de lucro llamada Keep the Drums. Loose de Knives (Quédate con los Tambores. Deja los Cuchillos), nombre que hace alusión a los aspectos que rodean al acto ceremonial de dicha práctica.
"He logrado encontrarme a mí misma. Estoy en un lugar seguro. Pero no hay garantía. Puede suceder algo que arruine lo que tengo ahora".
Crédito de foto: Especial