Se dice que Daesh (o ISIS) como grupo unificado y estructurado ha desaparecido; sin embargo, millones de refugiados todavía no pueden regresar a su tierra. Y las que salen más afectadas en todo esto son las niñas, muchas veces casadas a la fuerza siendo aún menores.
Refugiados en diversos países alrededor del planeta, los sirios no pueden regresar a su tierra, pues la guerra civil continúa. Después de 7 años, Siria está devastada y enfrenta problema tras problema: matanza de civiles por parte del gobierno sirio (como el bombardeo con armas químicas), combates entre rebeldes, simpatizantes de Bashar el-Assad (el actual presidente de Siria), terroristas (sí, todavía hay), la incursión militar turca… Los hogares, los trabajos y las escuelas que solían haber ya no existen; múltiples razones para no regresar, al menos no por ahora.
Más de 3 millones han encontrado asilo en Turquía, más de 1 millón en Líbano, más de 650 mil en Jordania y más de 200 mil en Irak, tan sólo por mencionar a los países vecinos, en donde viven en campamentos hacinados sin (o con muy poco) acceso a los servicios básicos, así como a comida y agua potable.
No existen cifras oficiales de los matrimonios forzados de menores, sin embargo, asociaciones y organizaciones internacionales, como Unicef, han realizado estudios que establecen que, por ejemplo, un tercio de los matrimonios en Jordania son niñas sirias refugiadas y en Líbano las niñas sirias componen alrededor del 25%. Comúnmente estas jóvenes se casan con hombres al menos 10 años mayores según el estudio ?Girls Not Brides? (?Niñas no novias?), de Save The Children.
¿La razón? La precariedad en la que viven las familias y la imposibilidad en muchos casos de trabajar por falta de permisos. Sobre todo, casar a una hija implica deshacerse de un peso económico, ya que la manutención de ésta pasa a ser responsabilidad del marido. Incluso, en ciertos casos las jóvenes, son casadas por dinero o a cambio de un techo.
También, el matrimonio es una manera para los padres de ?proteger? a sus hijas de las posibles agresiones sexuales y, al mismo tiempo, preservar su ?honor?.
Estas uniones son sinónimo de desescolarización, traumatismo, embarazos precoces, violencia de todo tipo y problemas de salud tanto físicos como psicológicos. De hecho, de acuerdo con Saba al-Mobaslat, responsable de la organización Save The Children en Jordania, el tener un hijo antes de los 18 años aumenta la posibilidad de morir en labor de parto.
Algunas ONGs ayudan a liberar la palabra a través del dibujo. Los diseños de las niñas son un reflejo claro de lo que pasaron, de sus miedos y traumas. En uno de ellos, una niña se dibujó siendo alejada a la fuerza de sus juguetes por su esposo, dibujado como un anciano. Para erradicar este tipo de prácticas, estas organizaciones se toman a la tarea de sensibilizar a los padres y a la población en general respecto a sus consecuencias debastadoras en la vida de las niñas.
Más allá del caso de las refugiadas, en el mundo, una niña de 15 años se casa a la fuerza cada siete segundos de acuerdo con una declaración de Save The Children de 2016.