Entrevistamos a una joven japonesa con el fin de revelar qué hay detrás de la estricta restricción de sentimientos que hay en el país de Lejano Oriente.
Japón abrió recientemente las puertas de un hotel donde se incita a los huéspedes al llanto -como método infalible- para liberarse del estrés y la tensión laboral. Sobre la misma línea, una empresa japonesa ofrece un servicio de lo más particular: hombres atractivos en renta para llorar y luego ser reconfortadas por ellos. Situaciones que marcan una tendencia en un país donde expresar sentimientos podría llegar a ser un tabú.
A pesar de no estar familiarizada con estos dos servicios, Kanako Shimizu -originaria de Tokio-, afirma que a la gente de su país natal le cuesta mucho trabajo expresar sus sentimientos. "Más allá de un tabú, creo que simplemente es vergüenza".
La joven de 25 años señala que los japoneses tienden a ocultar los sentimientos negativos, especialmente frente a otras personas. "Podría decirse que es una cuestión de educación, pues mucha gente considera que llorar en lugares públicos es descortés. Lo comprobé cuando participé en un campamento de verano internacional, donde había niños de diferentes países. A comparación de los niños de Occidente, nosotros no expresábamos tristeza ni lloramos, ni siquiera cuando nos despedimos".
"Es una situación muy estresante. Me atrevo a decir que esta costumbre de reprimirse es una de las causas de los suicidios en Japón", menciona Kanako haciendo referencia a los datos que arroja la Organización Mundial de la Salud (OMS) que señala que las tasas más altas de suicidio suceden en el país de Lejano Oriente. "Mucha gente no tiene a quién contarle sus problemas", agrega.
El periódico The Atlantic apunta que desde 2013 existen rituales que buscan provocar el llanto, pues la población japonesa ha dejado en segundo plano el contacto directo con sus sentimientos. "Me di cuenta que la gente no puede llorar a menos que haga un esfuerzo extra?, afirma Hiroki Terai, creador de estas ceremonias llamadas rui-katsu.
"Los hombres tienden a ocultar más sus emociones, todo debido a un asunto cultural que se remonta a la época de los grandes samuráis. Asimismo, no es un problema generacional pues se presenta en todas las edades", finaliza Shimizu, quien actualmente está estudiando la maestría en la Universidad Pablo de Olavide, España.
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