Cada vez se registran más casos similares en las escuelas femeninas, y ya van más de 600 alunas intoxicadas en los últimos días..
El pasado 5 de septiembre, las autoridades de la ciudad de Herat, en Afganistán, convocaron una reunión de emergencia después de que más de 348 alumnas, y varias profesoras de una escuela femenina, fueran envenenadas. Todas ellas fueron trasladadas al hospital con vómitos, mareos y dolores de cabeza. Los dirigentes lanzaron la alerta ya que no es el primer caso, pues días antes en otra escuela, fueron 126 estudiantes las afectadas por los mismos síntomas.
Todo ha sido como una reacción en cadena: una escuela tras otra. Los ataques son una cuestión frecuente, ya que en el país existe un grupo de insurgentes que se opone fervientemente a que las niñas y adolescentes reciban educación, tanto así que desde 1994 a 2001, la prohibieron. Se dice que las alumnas han sido víctimas de supuestos envenenamientos por gas tóxico.
A pesar de que el presidente actual afgano, Mohammad Ashraf Ghani, se ha esforzado por lograr la equidad de género, la situación a la que se enfrentan las niñas en las escuelas refleja todo lo contrario. Cada vez se registran más casos similares en escuelas de este tipo, ?ya van más de 600 alumnas intoxicadas en los últimos días- y los ataques siguen ocurriendo sin poder identificar a los responsables, aunque se sospecha que se trata de un grupo talibán.
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