«Sabes qué, últimamente he estado pensando mucho en ello porque otros padres me han planteado la misma pregunta. Creo que en realidad no es un tema que te plantees hasta que tienes hijos y, por supuesto, a mí me parecería bien», aseguró el nieto de Isabel II.
Gran respuesta
Aunque los miembros de la familia real británica están entrenados para salir del paso ante cuestiones incómodas, William no quiso limitar su respuesta a un comentario vago y, sorprendentemente, siguió ahondando en la repercusión que podría causar la figura de un príncipe o princesa que fuera abiertamente homosexual.
«Lo único que sí que me preocuparía sería cómo se interpretaría y qué reacción provocaría, en especial debido al papel de mis hijos. Catherine y yo hemos hablado mucho de ello para asegurarnos de que estén preparados. Creo que la comunicación es clave en cualquier sentido: tienes que asegurarte de que hablen de cualquier tema y que sabes apoyarlos y ayudarlos a procesar lo que sea necesario».
Su preocupación
El segundo en la línea de sucesión al trono tampoco quiso escudarse tras un discurso optimista, pero vacío, y no tuvo reparo en reconocer que le angustia enormemente el mero hecho de pensar que algún día sus hijos pudieran ser discriminados en base a su orientación sexual.
«Desearía que viviéramos en un mundo donde resultara lo más normal del mundo, pero como padre me pone nervioso, sí, por mi familia y la posición en que nos encontramos… Me angustia pensar en los comentarios horribles y los obstáculos a los que se enfrentarían, y la discriminación… Pero esa es nuestra responsabilidad: asegurarnos de que todo eso quede atrás y que esas dinámicas y actitudes formen pronto parte del pasado», concluyó.
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