Por Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel
Conocer todo sobre la depresión posparto es clave para tratar y apoyar a mujeres que lo viven. El Día mundial de la Salud Materna visibiliza la situación.
Desde 2016, cada primer miércoles de mayo se celebra el Día Mundial de la Salud Mental Materna, como una manera de visibilizar y ejercer presión en la sociedad y los gobiernos en torno al tema. La iniciativa surgió del trabajo desarrollado por la Sociedad Marcé Española de Salud Mental Perinatal (MARES) de la mano de instituciones de más de una decena de países.
Junto con MARES, cada año diferentes organizaciones interesadas en el bienestar maternal, nos unimos en una campaña que se engloba bajo una afirmación tajante: la salud mental materna importa. Importa y mucho, pero ¿por qué?.
Según información de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) seis de cada 10 mujeres latinas sufre depresión posparto.
La depresión posparto (DPP) es un trastorno del estado de ánimo que generalmente afecta a las mujeres después de dar a luz, pero que incluso puede aparecer desde los seis meses de gestación.
Los síntomas son sumamente parecidos a un episodio depresivo mayor: sufrimiento, tristeza, apatía, ataques de pánico, miedo, culpa, trastornos del sueño, estrés, ansiedad y bipolaridad.
Su presencia afecta al desarrollo del bebé. El bienestar del bebé depende del bienestar de la madre y al bienestar familiar. Basadas en esto afirmamos que la salud mental materna es la punta del iceberg del bienestar social.
Podemos ir más lejos. Hay indicadores que prueban que la mayor incidencia de la depresión y otros trastornos emocionales se manifiestan en poblaciones jóvenes con alta incidencia en suicidios y conductas de riesgo. Está comprobado que el trasfondo de esto se encuentra en la primera infancia. ¿Ataron los cabos?
Entonces sí. Es muy importante que hoy alcemos la voz y hablemos de esto. La salud mental materna es vital para el desarrollo de los futuros hombres y mujeres del mundo.
Además de una necesidad, hablar de salud mental materna – y específicamente de depresión posparto- es una responsabilidad. Primero, del Estado para encontrar aproximaciones más eficaces hacia su tratamiento gratuito y universal. Luego, nos corresponde a la sociedad en su conjunto ser más empáticos.
Una de las grandes barreras del tratamiento oportuno, además del gran desconocimiento en torno al tema y síntomas, es el estigma social. Está mal visto sentirse mal si acabas de ser madre, “¿cómo triste? si ya te realizaste como mujer”. Puede que sean las hormonas, “están alborotadas”. Por eso muchas callamos y vivimos en soledad este proceso, por vergüenza y miedo a ser juzgadas.
Hay algunos países como España donde desde la sociedad civil se han logrado grandes avances para la información, detección y tratamiento de la DPP, pero ¿qué pasa en México? En 2014 se elaboró la guía “Prevención, Diagnóstico y Manejo de la Depresión Prenatal y Posparto en el Primero y Segundo Niveles de Atención,” en la cual se establecen algunas recomendaciones similares, justamente, a las de España y Estados Unidos.
Pero apenas en 2016, la Norma Oficial Mexicana incluyó la identificación de síntomas depresivos o cualquier trastorno en relación a la salud mental durante las consultas y revisiones médicas en este periodo, sin especificar los mecanismos para su implementación.
Desde el año pasado, Ser Mamá Hoy ha trabajado de la mano del Senado mexicano para cambiar esta realidad. En febrero de este año, el Senador Miguel Ángel Mancera presentó un punto de acuerdo en el cual exhorta a las autoridades e instituciones que conforman el Sistema Nacional de Salud a implementar políticas para prevenir, detectar y atender la depresión posparto.
El trabajo no se queda aquí. Seguimos ejerciendo presión desde el aparato legislativo. ¿Cuándo hemos escuchado campañas en radio o visto en algún canal de televisión abierta que se aborde la depresión posparto como un problema de salud pública?. Sin ir más lejos, ¿tenemos claridad de cómo identificar la sintomatología o hemos recibido información alguna vez? A quienes son mamás, ¿sufrieron depresión o conocen a alguna mamá en esta situación? ¿Recibieron algún tipo de tratamiento profesional, se sintieron señaladas por su familia, tuvieron culpa?
La detección oportuna, tratamiento y seguimiento temprano tienen como beneficio principal no sólo detener su evolución, sino reducir los efectos que puede llegar a ocasionar en el bienestar integral de la familia. Normalizar la depresión posparto ha sido lo más “cómodo” o “adecuado”, según quienes el ser mamá debe representar sólo el momento de mayor felicidad en la vida. No. Basta de estigmas y hablemos de la realidad. Ser mamá, además de felicidad, representa el mayor cambio físico, biológico, emocional, social y económico en la vida de una mujer, cuyas consecuencias afectan directamente en positivo o negativo al bebé, a la familia y a la sociedad en su totalidad.
¿Cómo serán los hombres y mujeres del futuro? Dependerá justo de las mamás de hoy.
Entonces sí importa, y mucho.
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