La asombrosa capacidad de resiliencia femenina no es un mito, sino un factor clave para que las comunidades afectadas por eventos devastadores puedan emerger de sus escombros.
Una serie de capacidades, mezcla de biologi?a y cultura, es el poderoso motor que nos permite levantarnos, sacudirnos y, al final, seguir adelante por muy dura que haya sido la prueba».
CERCADOS POR EL AGUA
En septiembre pasado, las inundaciones ma?s fuertes y prolongadas de las que se tiene memoria azotaron a Me?xico. La costa sur del Paci?fico fue la zona ma?s afectada. La relevancia internacional que tiene como centro turi?stico hizo que los dan?os en el puerto de Acapulco acapararan gran parte de la atencio?n media?tica. Pero kilo?metros arriba, en la alta montan?a del estado de Guerrero, el panorama era de un terror incomprensible.
Tlapa, Cochoapa y Malinaltepec estaban pasa?ndola realmente mal. En estos lugares, a menudo comparados con el A?frica subsahariana por su nivel de pobreza extrema, los hombres no abundan; la mayori?a emigra para buscar trabajo. Por lo tanto, hay una extensa poblacio?n de nin?os y ancianos bajo el cuidado de las mujeres.
En cuanto el agua comenzo? a arreciar en forma inusual, la gente supo que veni?a algo fuerte. En horas, las de por si? deficientes rutas de acceso se colapsaron y la energi?a ele?ctrica se corto?. Las comunidades quedaron literalmente aisladas, incomunicadas y abandonadas. Pasari?an varios di?as luego del desastre para que la informacio?n y la ayuda comenzaran a fluir. Esto sucedio? gracias a que un pun?ado de personas se armaron de valor y se lanzaron a una caminata de casi dos di?as en plena sierra, enfrentando las inclemencias del tiempo y pra?cticamente sin agua ni alimentos, para alertar de lo que estaba pasando.
PERO TENEMOS VIDA…
Martha Rami?rez, de apenas 23 an?os, fue una de ellas. La voluntaria del Centro de Derechos Humanos ?Tlachinollan? cuenta que la contingencia la sorprendio? en plena montan?a. ?Fue una experiencia muy difi?cil, pero tocar la valenti?a y la sabiduri?a de las mujeres siempre es en- riquecedor?, dice Martha como si ella misma no fuera ejemplo de ello. Comenta que en esos lugares, en las casas y en las tiendas rurales no hay excedentes alimentarios. ?Por eso, lo primero que tuvieron que hacer para cuidar la subsistencia de los suyos fue racionar los vi?veres para poderlos administrar, sin idea de cua?nto durari?a aquello?.
Los nin?os comenzaron a pasar hambre y no comprendi?an por que? sus madres les negaban la comida. Esto fue muy duro para las mujeres. Habi?a que agregar la tensio?n de que en cualquier momento las casas se podi?an derrumbar, que se perdieran sus pertenencias o que pudiera llegar una crecida que arrasara hasta con la gente. Los rumores tra?gicos de que el poblado La Pintada habi?a desaparecido bajo un alud de lodo comenaron a esparcirse. Habi?a miedo, pesar e incertidumbre.
?Sin embargo, la fuerza de las mujeres es impresionante. Nunca abandonan?, cuenta la joven. Empapada hasta los huesos, con la cintura hecha pedazos por el esfuerzo fi?sico y apenas con un par de tortillas en el esto?mago, don?a Elvira no ceso? de infundir a?nimo y dar consuelo a su familia. Su hogar se desgajo? junto con una ladera y se llevo? todas sus posesiones, muchos an?os de esfuerzo y la culminacio?n de un suen?o. ?Pero tenemos la vida y podemos volver a empezar?, les deci?a con una firmeza que no dejaba lugar a dudas.
TRANSFORMAR LA DEVASTACIÓN
Historias como e?stas son comunes. Desde luego, no hay que escatimar el reconocimiento a los esfuerzos y al papel de los varones frente a las desgracias, pero es necesario recalcar que el espi?ritu positivo, las frases animosas, la mirada al futuro, la invitacio?n a recuperar lo perdido, la resignacio?n ante lo irremediable y el rescate de lo mejor posible casi siempre proceden de corazones femeninos.
Petra Nemcova y Maria Belon, ambas sobrevivientes del ya citado tsunami, son buenos ejemplos. Sublimaron sus terribles experiencias y las transformaron en algo positivo. Petra hace labor humanitaria en pro de los nin?os que sufren experiencias catastro?ficas a trave?s de su Happy Hearts Fund. Por su parte, Maria narro? su historia en la peli?cula Lo imposible, protagonizada por Naomi Watts, y con ella nos transmitio? mensajes de esperanza, amor y vida.
No importa si es una inundacio?n o un terremoto, puede tratarse de una guerra, la amenaza de hambruna o un brote epide?mico. ?Pese a nuestra vulnerabilidad, producto de la desproteccio?n gubernamental, la asignacio?n de roles tradicionales y falta de oportunidades de desarrollo, las mujeres somos las que al final buscamos promover y recuperar el bienestar ante situaciones desesperadas?, dice la nicaragu?ense Haydee Rodri?guez. Ella lidera Las Brumas, un agrupamiento de cooperativas integradas por mujeres que luchan en su pai?s para neutralizar los efectos devastadores del cambio clima?tico en las tierras de cultivo.
MÁS FUERTES
La resiliencia femenina es notable y, ma?s alla? de meras idealizaciones de ge?nero, hay pruebas que lo avalan. El te?rmino resiliencia viene de la cualidad fi?sica que tienen algunos objetos de retomar su forma original luego de sufrir impactos o modificaciones profundas. Tal concepto tambie?n se usa para describir la capacidad de recuperacio?n del ser humano luego de un evento trauma?tico.
Entrevistamos a Alaide Miranda, miembro destacado de la Fundacio?n Latinoamericana y del Caribe para la Investigacio?n Cienti?fica del Trauma Psicolo?gico. La terapeuta comenta que dicha capacidad tiene que ver con el instinto de sobrevivencia y la historia personal de cada quien. Pero, aunque es una caracteri?stica que no distingue ge?nero, conlleva componentes que influyen en que las mujeres la desarrollen con ma?s fuerza. Ellas, a diferencia de los varones y por cuestiones relacionadas con los roles que histo?rica y culturalmente han jugado, poseen una estructura psi?quica y conductual pra?ctica que les permite sobreponerse, asi? como generar las acciones y actitudes para superar el desastre.
Ya sea que se trate de una cata?strofe natural o una hecatombe personal, las mujeres tienen el ?equipamiento? adecuado. Pero no so?lo a nivel psicolo?gico. Diversos estudios, cuyos resultados te mostramos en el recuadro de la pa?gina anterior, indican que, a nivel fi?sico y descontando el taman?o y la fuerza, el cuerpo femenino es ma?s resistente y tiene una mayor capacidad de recuperacio?n frente a enfermedades, infecciones y otras patologi?as.
PRETEXTOS PARA LA PAZ
El PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) ha generado poli?ticas y recomendaciones para promover sociedades que sepan sobreponerse a los desastres naturales y contingencias be?licas. Para ello, considera que preparar y proteger a las mujeres es fundamental. Luego de las cata?stofres ellas gestionan, piden, exigen y son las que abogan por el bien comu?n. ?La reconciliacio?n, entereza y reconstruccio?n suelen ir de la mano femenina?, reconocio? Ban Ki- moon, secretario general de la ONU.
La matanza de Acteal en Me?xico (1997), el terremoto de Haiti? (2010), el tifo?n Haiyan de Filipinas (2013) y muchos otros eventos tra?gicos han sido marco para que la fortaleza de ge?nero entre en accio?n a trave?s de cooperativas, asociaciones o comite?s, erigie?ndose como ejemplos perso-nales. De manera informal y a veces hasta asombrosa, las mujeres sacan lo mejor de si? para sanar las heridas del desastre.
Ingoma Nshya es un caso maravilloso. Para este grupo de tamborileras ruandesas, juntarse para bailar y hacer mu?sica con sus tambores no tiene como objetivo principal preparar las vistosas presentaciones que les esta?n dando fama internacional en la Red.
?Nuestra intencio?n?, dice una de ellas, ?es tener un pretexto que nos permita juntarnos a sanar las heridas todavi?a abiertas del genocidio de hace an?os. Recuperar la confianza, ahuyentar los demonios que habitan dentro de nosotras, hallar el perdo?n y reencontrarnos con la paz para poderla llevar a otros es lo que nos mueve?.