Catherine Durand, redactora jefe de la sección sociedad de Marie Claire Francia, relata el terror que vivió al estar sumergida en el centro de los atentados de París.
El viernes pasado, Catherine Durand, editora de reportajes de Marie Claire Francia, decidió pasar la noche, como cada viernes, en una cafetería parisina justo en frente del famoso restaurante Petit Cambodge. Ella llegó a su habitual cita de fin de semana sin la noción de que se estaba posicionando en el centro de los ataques mortales en París.
Tras sobrevivir al atentado, Catherine nos comparte un relato de cómo vivió el terror:
"Hace buena noche este viernes 13 para estar en noviembre. Como cada fin de semana, voy al Au Quai, el bar de vinos de mi amigo Alain Hing, ubicado muy cerca del canal Saint- Martin, en este barrio popular del distrito 10. Hay mucha gente en las terrazas con calefacción del restaurante Le Petit Cambodge y del café Le Carillon. Una clientela joven, moderna y feliz. Saboreo un excelente Beaujolais con mi amiga editora Véronique Girard. Son las 21.20h, cuando de repente, un ruido ensordecedor nos paraliza. "Son cohetes", dicen unos clientes. Enseguida pienso en tiros de armas de fuego. Una ráfaga, dos, tres. Parece interminable. Alain, que ha ido a ver lo que pasa, vuelve precipitadamente gritando "¡Catherine, llama a la policía, hay muertos!" Salgo. Delante del Carillon, en medio de las sillas caídas y de restos de cristales, hay cuerpos tendidos en la acera. Allí donde minutos antes bebíamos una cerveza, fumábamos un cigarrillo, platicábamos, reíamos, ahora reina un silencio extraño. Nos quedamos mudos del miedo, en estado de shock frente a una verdadera escena de guerra. Vuelve el sonido, oigo gritos, y los sollozos de un hombre. Llegan dos bomberos. Se escucha el ruido que los agresores, a bordo de su coche negro, siembran la muerte ametrallando otros cafés. Unos mensajes nos informan de que unos kamikazes se han inmolado en el Stade de France. Es la guerra y sólo tengo una obsesión, poner a salvo a mi hijo Marty. No quiero que tome el metro cuando salga del colegio donde está ensayando una obra de teatro. Llamo a su papá para que vaya a buscarlo en taxi. Entonces los policías ocupan la plaza, cierran el barrio, gritan órdenes. Asistimos a las primeras evacuaciones de los heridos antes de resguardarnos en el bar donde perdemos la noción del tiempo. Sin soltar nuestros celulares, tranquilizamos a nuestros allegados y seguimos destrozados por los acontecimientos que ensangrientan París?
Este fin de semana, Alain Hing ha cerrado su bar "por respeto a las víctimas", pero como es costumbre, el viernes que viene, seremos fieles a la cita ante una buena botella de vino. Porque nos negamos a rendirnos ante el miedo y que nosotros, franceses y parisinos, estamos muy atados a nuestras libertades y a nuestros valores republicanos. ¿Por qué los islamistas han atacado en el corazón del distrito 10 donde vivo desde hace 25 años? Porque como lo ha explicado Anne Hidalgo, la alcadesa de París, "los barrios que han sido golpeados, los lugares que han sido objetivos, son lugares que amamos, de este París que amamos, este París popular, este París tan abierto. Este modelo de vivir juntos, es insoportable para los fanáticos, quienes querrían reducir toda la humanidad al silencio". No, no nos callaremos y en Marie Claire donde nunca hemos dejado de defender la libertad, ganada duramente, continuaremos defendiendo nuestra libertad de pensamiento, de amar, de vivir".