La casa imperial japonesa sufre una crisis demográfica sin precedentes que amenaza la supervivencia de la dinastía. Según sus leyes, las mujeres no pueden acceder al trono.
Si éstas se llegaran a casar con un plebeyo, sus hijos son eliminados de la línea sucesoria. En contraparte, a los hombres sí se les permite casarse con plebeyas.
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Hoy día, la familia dispone de 19 integrantes, de los cuales cinco son hombres: el actual emperador, Akihito; el príncipe Hitachi, hermano del emperador; Naruhito, sucesor de la corona (58 años), quien sólo tiene una hija; y Hisahito (11 años), hijo de Akishino, segundo hijo del emperador.
Sobre los varones elegibles de la familia reposa la inmensa presión de dar a luz a otro varón que continúe el linaje, una carga que ha llevado a la esposa del príncipe heredero a una depresión crónica.
Hace 10 años, Japón consideró la posibilidad de “equilibrar” el estatus de las mujeres de la familia imperial con la de sus pares varones, pero esta idea se dejó atrás luego del nacimiento del príncipe Hisahito en 2006.
La iniciativa podría ser relanzada, pero los conservadores del gobierno la han mantenido sepultada.
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