La ‘Chica Dorada’ confiesa que el verdadero amor de su vida es su primogénito Nico.
Paulina Rubio vive una de las etapas más estresantes de su vida por numerosas razones, pero especialmente por la necesidad de combinar la grabación de su nuevo disco con las disputas judiciales que mantiene con su ex marido, Nicolás Vallejo-Nágera, en los juzgados de Florida. La cantante mexicana se alegra de contar con el amor de su hijo Nico, su excusa para levantarse por las mañanas con una gran sonrisa.
"Quiero a mi pequeño con locura y siento que él es el gran motor que mueve mi vida, lo que me demuestra que, pese a todo, es precisamente el amor lo que hace que el mundo sea un lugar fabuloso. Gracias a Nico creo en el amor y afronto todos los retos del día a día con la mayor ilusión posible", aseguró la chica dorada al diario El Universal.
"Me encanta ver que tenemos aficiones comunes y que ha heredado algunas de mis pasiones. A los dos nos gusta mucho pintar y tenemos las paredes de la casa como si fueran pizarras en las que se puede dibujar de todo. También disfruto mucho saliendo de paseo con él, cocinar juntos, etc. Siempre dejo que él sea el primero en escuchar mis canciones para que me diga si le gustan o no", añadió en la misma entrevista.
Aunque no puede disimular la emoción que siente cuando Nico trata de imitarla en todo lo que puede, lo cierto es que la estrella de la música también tiene muy en cuenta que su hijo debe desarrollar su propia personalidad y empezar a ganar autonomía.
"No quiero que sea como yo, prefiero que siga desarrollando ese sentido de la individualidad que tanta importancia tiene para mí. Es un niño lindo, precioso y con mucho talento, estoy segura de que triunfará en todo lo que se proponga. Por otra parte, yo no me considero un modelo a seguir en general, solo quiero transmitirle lo que estoy aprendiendo como madre, y seguir siendo una cabeza de familia responsable", refirió.