Atrás quedaron los días en los que las modelos no se levantaban de la cama «por menos de 10,000 dólares», pero algunas cosas nunca cambian. Linda evangelista es una de ellas. Después de 23 años, la bella canadiense vuelve a ser imagen de Loewe reclamando su trono en el mundo de la moda y luciendo mejor que nunca.
Un ?tradivarius? del modelaje, de esta manera la definió el káiser Karl Lagerfeld en 2001, como un instrumento perfecto, que suena mejor que ningún otro al ser tocado. No podría tener más razón. Sus poses felinas, sus rasgos hipnóticos y, particularmente, su personalidad desafiante lograron conquistar a todos los grandes de la moda, que la inmortalizaron en más de 600 portadas y en las campañas más cotizadas de la época.
En ese momento ?los años noventa?, el modelaje era considerado el nuevo rock & roll,y Linda era su estrella más brillante. Ella y sus famosas compañeras de ?The Trinity?, Naomi Campbell y Christy Turlington, definieron el concepto de ?supermodelo? y formaron el clique más mítico de la historia.
Pero no pongamos palabras en su boca, es imperativo resaltar que ella aborrece aquel término. ?No sé lo que significa eso de ?supermodelo? y yo nunca me llamé así?, dice enfáticamente, ?cualquiera puede tener su buena racha?. Es modesta, no cabe duda.
Cuando habla sobre el tema, su voz refleja cierta nostalgia. ?En los shows estábamos juntas, nos apoyábamos, salíamos a comer cuando había oportunidad. La temporada de desfiles era algo que siempre esperábamos ansiosamente para vernos?. En cuanto a las típicas rivalidades, simplemente ha preferido olvidarlas o mantenerse políticamente correcta. ?Todas eran mis amigas, excepto tal vez una o dos que eran más tímidas o no les llamaba la atención lo que hacíamos?. Lo cierto es que estabas con ellas o contra ellas.
Carecer de la palabra ?super? en el currículum solía ser una condena inevitable hacia el olvido? y no cualquiera protagonizaba un video de George Michael.
Pero el tiempo pasa y Evangelista no es ingenua al respecto; discrepa de manera rotunda con Naomi, quien habla con frecuencia de la extinción de las supermodelos. ?A partir de los noventa y después de Kate y Gisele han surgido muchas modelos fabulosas, a quienes disfruto mucho ver e incluso he podido trabajar con algunas de ellas. Tienen mucho talento y mucho que dar?.
Sus años en el mundo del modelaje comenzaron cuando perdió el concurso Miss Teen Niagara a los 17, pero en cambio pudo cautivar el ojo de un cazatalentos de la agencia Elite Nueva York, perteneciente al recién fallecido John Casablancas. Sin embargo, la delgadísima joven nacida en Saint Catharines, Ontario, probó la verdadera gloria de manera casi accidental: cuando el peluquero Julien d?Ys convirtió su larga cabellera en un corte bob en 1987, por orden de su fotógrafo favorito, Peter Lindbergh, nació la leyenda.
?Me pidió que me cortara el pelo chiquitito. La sola idea me desconcertó y no quería hacerlo?. En lágrimas llamó por teléfono a su gran amigo, el fotógrafo Steven Meisel, creyendo que su carrera en el modelaje había llegado a su fin. ?Nadie en la industria lo aceptó en un principio, tenía agendados 20 shows en Milán y 16 me cancelaron cuando vieron mi pelo corto?. Pero Lindbergh sabía lo que hacía y a partir de esa experiencia Evangelista aprendió a confiar en los expertos.
?Meses después me llevé todas las portadas. Por eso, la gente lo considera el momento?.
Un huracán se había desatado alrededor de una niña que ni siquiera llegaba a la mayoría de edad. Mientras el resto de las chicas pasaban los días pensando en cómo aprobar el próximo examen de matemáticas, Linda se encontraba en los destinos más insólitos, trabajando por contratos millonarios. ?No tuve oportunidad de ir a la universidad.
Mi educación la recibí viendo las culturas del mundo directamente?.
Al preguntarle si echó de menos aquella normalidad, responde: ?No me sacrifiqué, tomé decisiones?. Apostó por un ritmo de vida fuera de lo ordinario, pero está consciente de los beneficios que le supuso. ?Me permitió viajar por todo el mundo. Tenía mi pasaporte infestado de sellos de los lugares en los que trabajaba?.
Hoy por hoy, Linda mira hacia atrás con satisfacción. ?No hay nada, absolutamente nada de lo que pueda quejarme?.
Aunque sí guarda, a su pesar, un remordimiento que la acosa. Linda Evangelista es de los pocos mortales que se atrevió a rechazar al maestro de la fotografía Helmut Newton. ?Fue mi error, mi culpa y mi decisión. Recibí la propuesta de hacer una sesión con él, pero no me vi retratada de esa manera?, suspira, ?ése es mi gran arrepentimiento.
Pensé que sería una imagen más y ahora no puedo tener esa oportunidad otra vez?.
Es que no es lo mismo haber sido captada por un artesano como Newton hace 20 años que hoy en la era digital, donde encontrar una imagen auténtica es la historia de la aguja en el pajar.
?Cuando empecé todos eran unos perfeccionistas?, recuerda con lujo de detalles, trabajábamos con polaroids hasta el punto en que lucía cómoda y relajada, luego ya podían filmar en 35 milímetros o utilizar rollo fotográfico de gran formato?.
Del Photoshop mejor ni hablamos, eso parecía extraído de un cuento de ciencia ficción, ?nada se retocaba porque procurábamos que todo fuera perfecto, la ropa y la iluminación?.
Para una persona que ha atestiguado de cerca esa transición parece algo alucinante. ?Ahora no importa si todo sale mal, se arregla después?, dice Linda, reconociendo el lado oscuro de los avances tecnológicos y su efecto perjudicial en la fotografía de moda, ?es cierto que las imágenes ya son más refinadas, más pulidas y eso es positivo, pero creo que les falta alma y espíritu?.
ESTOY EN PRO DE lOS PROCEDIMIENTOS COSMETICOS
Convertirse en portavoz del perfume Aura by Loewe no pudo ser más atinado para ella, pues en sus ratos libres hace uso de su instinto alquimista para dar con los aromas más exquisitos. ?Siempre había intentado crear mi propia fragancia con distintos aceites porque no encontraba una que me encantara?, por eso, cuando conoció Aura supo que sí existía el elixir deseado y ahora no deja de hablar de sus deliciosas notas. ?En mi casa siempre tengo velas con olor a grosella porque es un aroma que amo, pero nunca lo había usado, ¡y la pimienta rosada!, también el olor a cuero y jazmín, ¡lo tiene todo!?.
Este proyecto ?que ahora estuvo a cargo de fotógrafos multipremiados, como Juan Manuel Macarro y Tetsuo Nagata? también la trajo de vuelta a las calles de Madrid. ?Hacía mucho tiempo que no visitaba esa hermosa ciudad, fue increíble regresar?. En el comercial del perfume, Linda detiene el tráfico con su aura magnética.
En definitiva, no pudieron encontrar a alguien mejor para representar una palabra tan potente. ?Es un tipo de energía, luz o vibración positiva que irradia cierta persona. Es un enorme cumplido que vieran eso en mí?.
Con esa premisa, le pregunto en qué mujeres encuentra ese je ne sais quoi y su respuesta es inesperada. ?Lady Gaga me inspira mucho, adoro ver sus fotos tan locas y creo que es increíble, aunque nunca pretendería lucir así?. Evangelista es clásica y lo sabe, pero se apoya en los mejores cuando necesita una opinión en cuanto a su estilo personal. ?Busco a mi amigo Steven (Meisel) porque tiene un ojo maravilloso e ideas geniales, pero también me gusta observar fotografías retro?.
De cualquier forma, Linda no necesita consejos de moda, su educación con la ropa fue intensiva. En sus años dorados no era inusual que fuera elegida para portar ocho o 12 looks en un show, cuando actualmente las modelos rara vez tienen más de dos cambios. Siendo musa de Azzedine Alaïa, protegida de Gianni Versace y desfilando para Dior y Chanel, se convirtió en una maestra del arte del buen vestir. Por eso, cuando le pregunto si podría elegir tres marcas para usar por el resto de su vida entra en pánico. ?¡Qué difícil! ¿No pueden ser 12 o 10? Aunque sea dame cinco?.
Le parece más sencillo mencionar los favoritos de su clóset. ?Todo de Alaïa y Chanel, mi bolso y abrigo Loewe o piezas de Hermès que atesoro.
También amo Céline y Lanvin. Últimamente hay unos diseñadores jóvenes increíbles. Ahora
apuesto mucho por la ola estadounidense?.
Evangelista confiesa que ama la moda y que su vida gira alrededor de aquélla, pero reconoce que a la hora de relacionarse no ha sido su mejor aliada.
?Cuando conozco a alguien en un coctel o fiesta, de verdad ruego que no estén viendo la
imagen de Linda Evangelista, espero que puedan ver a la persona. Es triste, pero muchas veces no sucede?. Así es la inevitable maldición de la fama, no se puede tener todo en la vida.
Entonces, mientras el reloj sigue corriendo, ¿tendrá algún plan maestro para el futuro?, ¿matrimonio tal vez? Responde con agudeza. ?Quiero ser la mejor madre, pero también hay mucho más que hacer con mi carrera y mis obras de caridad. Me apasionan causas como el cáncer de mama y el sida. Intento involucrarme cuando puedo?. Con eso en mente, su deseo es simple y categórico: ?Quiero tener la posibilidad de seguir creando?. Sin duda, así será, por algo la llamamos supermodelo.