Sin saber qué hacer frente al dolor de Asia Argento, quien se encontraba desolada por el suicidio del amor de su vida, Rose McGowan, decidió escribir una carta pública. En ella no sólo expresaba su solidaridad por su querida amiga, sino también habló de la sombra que por años acechó a Anthony Bourdain y que eventualmente le orilló a quitarse la vida.
“Les pido mirar más adentro, leer y aprender sobre la enfermedad mental antes de juzgar lo que no entendemos”, escribió. Luego, puso el dedo en la llaga: “Ahora mismo, todos nos encontramos atrapados en esa inmensa ola de oscuridad que amenaza con tragarnos a su llegada”.
Rose no exageraba. El de Anthony fue solamente uno más de la sucesión de suicidios que en los últimos dos años han ocurrido entre los famosos y que no sólo sorprenden, ya que se trataba de personas triunfadoras y con carreras en ascenso, también inquietan de manera profunda porque son el termómetro de lo que le está ocurriendo a la sociedad.
Imperativo global
Entre los que han huido por la puerta falsa están la diseñadora Kate Spade, el cantante Chris Cornell, el DJ Avicii, George Michael, el actor de la serie Glee, Mark Salling y Chester Bennington, de Linkin Park; la superestrella de K-pop, Kim Jonghyun; la actriz porno August Ames y la influencer Hannah Stone, de tan sólo 16 años. En el momento en que estamos escribiendo esto se han sumado a la lista la activista Oksana Shachko, fundadora de Fem, y se sospecha que Rick Genest, mejor conocido como Zombie Boy, el modelo lanzado a la fama por Lady Gaga, se arrojó al vacío de manera intencional.
Pero si este recuento impacta, al aterrizar en esferas más cercanas al resto de los mortales la sorpresa es mayor. Según la Organización Mundial de la Salud, el año pasado se registró un promedio de 800 mil suicidios en el mundo y las cifras de los intentos que fallaron también aumentaron. La intención de quitarse la vida se convirtió en el primer factor de riesgo individual y constituye la segunda causa de defunción en el grupo de adolescentes y jóvenes adultos.
Dicha organización ha emitido la voz de alerta señalando que la prevención del suicidio es un imperativo global que hay que priorizar en la agenda internacional, antes de que se salga de control. Y es que el dolor de vivir parece ser uno de los signos que atenaza a las nuevas generaciones.
Obnubilados
¿Qué está pasando? José Luis Canales, terapeuta y autor del libro Suicidio. Prevención y apoyo para casos de emergencia, nos acerca al tema. Él dice que existen duelos, traiciones, decepciones, traumas y pérdida del sentido de la vida, que son particularmente difíciles de sobrellevar para cualquier ser humano.
“Cuando dichas circunstancias son muy fuertes conllevan a una fase crítica en la que hay presión y estrés excesivos. Esto hace que algunas personas se sientan incapaces de manejar lo que les está pasando y pierdan de vista que por duro que sea y aunque no lo parezca, se trata de algo que tarde o temprano pasará, que de alguna manera u otra tendrá solución”.
Pero incapaces de razonar con claridad y acierto por su mismo estado emocional, deciden renunciar a la vida. Así pues, desde un enfoque individual, el suicidio tiene una explicación simple y se cuenta como una más entre las diversas reacciones psíquicas frente a situaciones límite.
Pero cuando las cifras se desbordan, el tema se vuelve recurrente en la arena pública y los especialistas lanzan la voz de alerta, la cosa cambia. Frente a la amenaza de que se convierta en un fenómeno social de mayor alcance, surge la urgencia de entender que, tras este acto terrible, se encuentra la enfermedad mental como uno de los paradigmas de la posmodernidad.
Romper el tabú
Se le considera un estigma, pero que no se hable de ello no significa que no esté ocurriendo. Según lo señala el big data, la sociedad está atravesando por una espiral de malestar psicológico y el suicidio es el síntoma más extremo. En la antesala están los cuadros de depresión y ansiedad, las adicciones (que van desde el alcohol, el cigarro, el consumo de fármacos, las sustancias duras y la comida hasta el sexo, los videojuegos o el trabajo), la violencia física y simbólica. El insomnio y la fatiga mental, sin duda, también forman parte del combo.
Para la maestra Diana Laura Villegas Muñoz, especialista en antropología de las emociones y profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en gran medida todo esto ha sido el resultado de la inclusión abrupta e hiperveloz de la tecnología en nuestras vidas.
“Los cambios culturales suelen ser paulatinos porque los individuos tardan en adaptarse y hallar su nuevo lugar. Pero la tecnología nos tomó por asalto y rompió las reglas del juego al poner de cabeza al mundo que conocíamos, sin siquiera darnos tiempo de entender qué estaba pasando”.
La experta nos explica que la llegada del Internet a nuestras vidas fue buena por una parte, pero por otra transformó los valores, expectativas y focos de atención de tal modo que cambió la manera de relacionarnos. Con ello se rompió el cimiento de nuestro bienestar emocional. “En este sentido el impacto fue brutal. Los seres humanos somos gregarios por naturaleza. Necesitamos estar juntos, tocarnos, olernos y mirarnos a los ojos para entender quiénes somos y sentirnos seguros”.
Me siento tan sola
Existe una soledad sana. La académica Marcela Lagarde la describe como el espacio personal que elegimos para que ocurran cosas agradables y evolutivas. En contraposición, la desolación conlleva la sensación de pérdida y exclusión que nos embarga como sociedad.
Cuando la desolación le pesa demasiado, la neoyorquina Laurie B., de 42 años, busca alguna cuddle party (reuniones en las que los asistentes pagan para que los facilitadores los abracen) o contrata algún servicio de compañía de paga que no incluye sexo y sí, pláticas o idas al cine.
En Madrid, José R., de 28, trata de evadirse de la suya teniendo alocados encuentros íntimos con desconocidos que capta en cuanto bar se le ponga en frente. La mexicana Pilar V. trabaja en un call center de ayuda emocional y afirma que, al menos en su turno, las llamadas de gente que dice sentirse muy sola han aumentado alarmantemente.
No son casos aislados. Otros ejemplos nos muestran las dimensiones del problema. En el Reino Unido, Theresa May acaba de crear el Minister for Loneliness y grupos de ciudadanos en España, Francia y Argentina claman por el suyo. En los Países Bajos se considera que el aislamiento social es un problema de salud pública. En América Latina, los médicos han empezado a recetar antidepresivos para tratar el sentimiento de desolación que atormenta a sus pacientes.
En Estados Unidos, la encuesta Impact of Loneliness, organizada por la Cigna Health Insurance, concluyó que la desconexión entre las personas ya tiene alar- mantes alcances epidémicos. Por otro lado, el pro- yecto Sidewaltalk, que organiza brigadas callejeras de escuchas terapéuticas para canalizar el malestar emo- cional de la gente y prevenir el suicidio, ha tenido un éxito notable y se quiere llevar a otras partes de orbe.
De redes
La cultura del individualismo, el manejo de los tiempos, las cargas de trabajo, la ansiedad por un estatus pautado por aparentar y otros factores, forman parte de este rompecabezas, que es el pozo de la soledad. Pero la pieza maestra embonó cuando comenzamos a relacionarnos por medio de una pantalla.
Se habla mucho de las redes sociales como si fueran algo nuevo. En realidad los seres humanos hemos sobrevivido gracias a que creamos grupos. Autores como el biólogo y filósofo Humberto Maturana, hasta desafían a Darwin y sostienen que en realidad no sobrevivió el más fuerte de la especie, sino el que se supo vincular con los otros y formó nichos de protección y evolución.
“Antes de la llegada del Internet, teníamos redes sólidas y eso era parte de nuestra estabilidad psicológica”, afirma la maestra Villegas. La interacción continua y directa con las amigas en los cafecitos entre semana, las quedadas después de la oficina o la comida dominical en casa de los abuelos nos permitían acomodar, ajustar y contener los procesos emocionales, la experiencia cotidiana y las preguntas fundamentales.
¡Casi nada!
En cambio ahora, aunque tenemos cientos de seguidores y acceso inmediato hasta con el que vive en Tombuctú, en vez de obtener contención, guía y apoyo sólo tenemos likes y emojis, diálogos de 140 caracteres y relaciones construidas mediante sel es y memes.
¿El resultado? La banalización de los vínculos y una epidemia de vacío, desesperanza y desolación. Permanecer siempre conectados no es estar acompañados. El sociólogo Zygmun Bauman, creador del concepto de sociedad líquida, lo sabía. Poco antes de morir afirmó que: “Zuckerberg se dio cuenta de que nuestra peor pesadilla es ser abandonados”. Pero en un giro del destino, lo que serviría para exorcizarla nos mandó justo al extremo contrario.
La variable que no se consideró fue que hay una real necesidad de estar juntos. Precipitados a la soledad, las primeras manifestaciones fuertes de nuestro desasosiego han comenzado a emerger y, aunque como hemos visto no respetan condición ni edad, la gente joven está en un riesgo mayor.
Así pues, urge recuperar la dimensión olvidada de lo humano volviendo al encuentro, a la charla, a las miradas y las caricias. La desolación es una cuestión de vida o muerte.
EL CEREBRO DESOLADO
Un nuevo estudio realizado por la doctora Moriel Zelikowsky, neurobióloga del prestigiado CalTech, demostró que el aislamiento social modifica el cerebro fisiológicamente; el cambio en su bioquímica incrementa los comportamientos agresivos y autodestructivos. También descubrió que procesa la soledad como si fuera dolor físico, deprimiendo el sistema inmunitario y reduciendo las capacidades del pensamiento racional.
BIG DATA DE LA ENFERMEDAD EMOCIONAL
- La depresión es la cara más conocida de la enfermedad mental y se encuentra estrechamente vinculada a los casos de suicidio.
- Las cifras de suicidio se han incrementado hasta 20% a lo largo de la última década.
- Existen poco más de 350 millones de personas en el mundo afectadas por cuadros de ansiedad, depresión e intención latente de suicidio.
- En México, se estima que desde el 2014 a la fecha ha habido un incremento de 30% de la población que sufre estos padecimientos.
- Se pensaba que para el 2020, la depresión sería la primera causa de discapacidad laboral, pero se adelantó y actualmente ya ocupa ese lugar.
- Los grupos de riesgo más susceptibles son los que oscilan entre los 15 y 29 años.
- Para el 2038 el deterioro de la salud mental de la población generará pérdidas de 1.6 trillones de dólares en la economía global.
PROTOCOLO DE ACCIÓN ANTISOLEDAD
• Imagina lo mucho que mejoraría tu vida si dejas de lado tu aislamiento y sales al mundo para reencontrarte con los otros.
• Deja de autoengañarte fingiendo que tus cientos de likes en tus muros son la prueba de que estás acompañada.
• Decide acabar con tu aislamiento y tomar el control de tu bienestar emocional y salud mental.
• Selecciona una lista de las personas con quienes desearías tener relaciones significativas y promueve encuentros reales con ellas.
• Recupera tu red familiar. Visita a tus abuelos, llama a tu tía, organiza primadas. Queda a desayunar con tus padres y hermanos.
• Haz todo lo posible por acudir al encuentro de tus amigas. No dejes de ir a la reunión de ex compañeras. No te cortes de las salidas con los colegas.
• Anótate a clases o actividades en donde puedas hacer amistad con personas a fines a tus intereses.
• Practica el arte de platicar. Recuerda que tiene dos circuitos: el de la escucha y el del habla. No te quedes afuera de ninguna.
• Realiza actividades altruistas. Trabajar desinteresadamente a favor de causas nobles te proporcionará una sólida red social.
• Construye relaciones de calidad en donde te puedas sentir escuchada, apoyada y realmente acompañada.
• Difunde este artículo. Se trata de información importante que hay que dar a conocer por el bien de todos.
• Si cualquiera de los puntos anteriores es un reto para ti y piensas que no lo estás haciendo bien, prueba acudir a terapia. Hallarás respuestas interesantes.
OJO: SI TE SIENTES EN EL BORDE DE LA DEPRESIÓN Y LA ANSIEDAD, O SOSPECHAS QUE ALGUIEN CERCANO A TI ESTÁ EN ESE ESTADO, SIN DUDARLO CORRE A BUSCAR APOYO PROFESIONAL.