La actriz asegura que la enfermedad de su esposo la ayudó a ser una mujer más centrada.
Antes de que Michael Douglas recibiera en 2010 la dura noticia de que padecía cáncer de lengua, su famosa esposa, Catherine Zeta-Jones, disfrutaba de una vida relajada y despreocupada. Ahora que la enfermedad del actor y el efecto que provocó en su convivencia diaria le ayudaron a "madurar" y a ser más consciente del sufrimiento humano.
"Antes de que mi marido atravesara esta situación tan complicada, yo era un auténtico desastre, una mujer un poco irresponsable pero sobre todo ingenua. Pensaba que todo sería perfecto en nuestras vidas, que teníamos todos los recursos necesarios para disfrutar de lo que nos rodeaba hasta el final de nuestros días. Cuando tuvimos que enfrentarnos cara a cara con el cáncer, todo cambió y empecé a madurar de verdad, principalmente comencé a darme cuenta de que mi marido, un hombre enamorado de la vida y que siempre luchaba por lo que era justo, ahora estaba luchando por su vida", confesó la intérprete durante el V Congreso de la Federación Internacional de Oncología con sede en Nueva York.
Aunque el famoso artista se recuperó por completo solo un año y medio después, la pareja tuvo que afrontar a mediados de 2013 el declive de su relación e incluso una separación que se prolongó más de 12 meses, una serie de complejos retos que han hecho que la pareja de Hollywood presuma ahora de un vínculo compartido mucho más reforzado y de un amor incondicional.
"Puedo decir que estoy muy orgullosa y contenta de estar hoy aquí en el Congreso dadas las circunstancias. Lo cierto es que el hecho de haber tenido que batallar juntos en un entorno lleno de obstáculos y sufrimiento nos ha hecho mejores padres, nos ha servido para entender que el buen funcionamiento de un matrimonio requiere de grandes dosis de complicidad y de compromiso absoluto. Hoy estamos más enamorados que nunca", aseguró Catherine.