En los años 60 un aquelarre se llevó a cabo en el que una bruja, Stevie Nicks, cautivó con su presencia, su belleza y su porte al señor de la noche.
Stevie Nicks celebra sus 72 años, por lo que la festejamos con los mitos que surgieron alrededor de ella.
El aquelarre se conjura y Lucifer recibe a la reina cargada de poder, que lo saluda mirándolo de frente. Las wiccas llenan el aire con los cantos a Satanás, quien recibe su ofrenda y posee a las brujas.
Ella le bailó toda la noche hasta que Satanás, prendido de su belleza y sensualidad, le prometió darle lo que ella quisiera. Esta mujer menuda y rubia pidió ser la bruja más famosa, sexy y polémica de la historia… él se lo concedió y así comenzó la leyenda de Stevie Nicks.
La bruja de la música (Stevie Nicks)
En esa década la bruja consentida de Satanás conoció a Lindsey Buckingham, apuesto cantante que, prendido de su belleza y con el fin de llevarla a la dejó entrar al grupo Fritz; pero el talento de la bruja rubia iba más allá que un simple acostón. El magnetismo sensual de Nicks hacía que no fuera necesario que el demonio hiciera algún conjuro extra para que la miraran con singular alegría. Ella ya tenía una magia propia natural, así como un aura peculiar, entre mística y bendita, por lo que pudo unirse a Fleetwood Mac, grupo que la llevaría al éxito mundial inmediato.
La imagen de Stevie Nicks era un imán de atención, se percibía la magia sensual que había en ella. Parecía una hippie traída de los años 60 y una bruja reina del aquelarre. Con esto se convirtió en una sacerdotisa de la moda. Su look, compuesto por telas volátiles en sus prendas, el cabello a capas, las plataformas enormes y las uñas afiladas se volvieron parte de las tendencias de los setenta. Pero la atención la seguía, surgió la leyenda de que si ella vestía de esa manera era porque en su hogar había todo un santuario wicca.
La popularidad de Stevie creció entre las mujeres de la época cuando la veían rodeada de pentagramas de sal, estatuas en honor a Baphomet, cuadros pintados a mano con la figura de Satanás y algunos frascos con “pócimas”; ahora ser bruja, dejó de ser motivo de miedo y angustia. La rodeaba la atención ajena y no la rociaban de agua bendita o le lanzaban bendiciones cada que llegaba a una entrevista o entraba al lugar donde daría un concierto.
Antes de que existiera el término girl power Stevie Nicks lo encarnó y logró que las mujeres de la época se sintieran reflejadas en ese poder, ella era el referente del poder mágico de las mujeres.
Junto a otras cantantes como Debbie Harry, The Runaways, las hermanas Wilson de Heart, Pat Benatar o Suzi Quatro, marcó un capitulo en el rock. Ella fue la pionera que ha permitido que existan todas las cantantes que hoy conocemos, pero Stevie tenía algo que el resto no podía jactarse de poseer: misticismo y una fuerza sobrenatural que se sentía en cada espectáculo que daba. La bruja favorita de Satanás aparecía entre una nube de humo y luces de colores, dando la impresión de estar en medio de aquel lejano aquelarre en el que fue la reina. Pero en los conciertos la acompañaban músicos que completaban la ceremonia artística que ofrecía con la ofrenda de su voz.
Magia profana
Producto de su época, Stevie cayó presa de las drogas. Cambió la magia oscura por otras sustancias oscuras que la llevaron lentamente a la decadencia. Luego de haber conquistado en mundo con Fleetwood Mac, la cantante fue acusada de practicar brujería. A ella no le molestaba el rumor, lo hacía crecer y jugaba con él mostrando algunos rituales propios de la creencia wicca arriba del escenario. Se postraba frente al micrófono y bailaba como si estuviera a la mitad de un ritual ante un ser superior. Siempre vestía de negro y llegó a declarar que no podía usar otro color, puesto que la felicidad, para ella, estaba en la oscuridad y por supuesto, nunca ocultó creer en ciertas presencias de las tinieblas.
En los años 80 se dedicó a desmentir las versiones que antes sostenía. Su carrera como solista iba en ascenso y ahora vestía a colores, negó que fuera bruja y lucía licras y tacones rosados. Aunque la adicción a la cocaína, esa sustancia oscura que la atrapó, la postró ante otra oscuridad.
Cuenta la leyenda que Stevie, enojada por haberse destruido el tabique nasal luego del abuso de este «polvo mágico», decidió hacer su versión del Osculum Infame en su búsqueda de otras formas de ingerir cocaína. Su asistente personal absorbía unas líneas y luego las soplaba en el ano de la bruja; sin embargo, después, procedió a realizarse enemas con la droga, esto le daba mucho mejores resultados que cualquier otro método. Entonces, luego de diez años de constantes abusos, brujería mal empleada (ya que para entonces, simplemente sostenía el rumor en declaraciones poco coherentes) y con muchos kilos de más, Stevie Nicks tocó fondo.
A estas alturas parece que Satanás se sintió tan decepcionado de su hija predilecta que optó por dejarla abandonada a su suerte y como castigo, la hizo caer tan profundamente que durante los noventa quedó en el olvido. El olvido cubrió el nombre de esta bruja rubia que nació luego de un ritual wicca. Una mujer que llevó el paganismo a los escenarios mucho antes de que las cabezas de vaca fueran una tendencia dentro del black metal o que las cruces fueran tan populares en los conciertos de Ozzy Osbourne. Ella ya era una leyenda que se apagaba poco a poco. No obstante a toda estrella apagada le llega su momento de redención y el de Stevie llegó con el nuevo milenio.
El renacer de la bruja
Con el nuevo siglo llegaron nuevas aprendices de la bruja. Desde el country de Sheryl Crow hasta la excentricidad de Florence Welch pasando por la oscuridad de Tarja Turunen, todas declararon haber sido influenciadas por la bruja al grado de ser su estandarte principal. De éste modo, Nicks volvió a creer en ella.
Luego de años de dedicarse al dios menor de la droga Stevie había olvidado parte de su poder, pero un hecho la regreso al nivel que merecía. Fue invitada a participar en la serie American Horror Story: Coven en un capítulo en el que ironiza el hecho de ser bruja. Ella aparece como la más grande hechicera de la serie, retomando y reviviendo las versiones de que era bruja. Con ello, Stevie demuestra que no sólo es una cantante polémica, víctima de las drogas (pelea que ganó), influencia de decenas de cantantes y una hechicera magnífica. Retomó su esencia: viste de negro, pero no es oscuridad, es una mujer plena de arte y vida que merece revivir en una ceremonia wicca.