#LaBatallaDeAle: No pasa nada
¡Hola! Ya aquí de nuevo, compartiéndoles mis días, mis alegrías y mis miedos, lo lindo y lo no tan lindo de esta nueva vida que vivo día a día.
¿Les platiqué que me empezó a crecer el pelo? Se veía muy chistoso, porque había partes como parchadas, que es donde se me cayó con la quimio y hay partes que aún no se cae. Me veía como tablero de ajedrez, por eso me rapé otra vez y asunto arreglado. El pelo se me va a seguir cayendo después de cada quimio, así que mejor me evito el mal trago emocional y mantengo mi cabeza reluciente.
Además, he recibido muchísimas mascadas y turbantes. ¡Estoy tan agradecida! Familia, amigos, conocidos… Me han estado surtiendo de cosas lindas y además de mi mascada de trabajo, mi hermana me regaló un turbante rosa que combina perfecto con mi filipina, así que ya tengo opciones hasta para la cocina. ¡Regalos y regalos y ni siquiera es mi cumpleaños!
Al segundo o tercer día de raparme, llegué a mi casa para encontrar a mi papá rapado también. Mi papá es de esos hombres fuertes, serios, poco expresivos verbalmente pero extremadamente expresivos en sus acciones. Y esto, el raparse, aunque no me lo dijo, lo sentí totalmente como una muestra de amor y apoyo extraordinaria. ¡Esos detalles me llenan el corazón!
Aunque prefiero enfocarme en todo lo que sigue igual, hay algunas cosas que sí extraño, y mucho. Tengo dos perritas adoptadas, divinas: Miss Julia Child y Lychee. Desafortunadamente, desde mi diagnóstico me tienen muy limitado el contacto con ellas. No sé si estoy más triste yo o ellas. Me permiten acariciarlas pero no acercármelas a la cara, e inmediatamente después de tocarlas, lavarme y desinfectarme las manos.
No es lo mismo. Las veo en el jardín a través de la ventana y extraño jugar con ellas o tenerlas en la recámara.
Hay unos cuantos días entre el día que recibo la quimio y el derrumbe de mi sistema inmunológico que aprovecho para estar con las perritas, aunque no pueden acercárseme a la cara ni cargarlas, las puedo acariciar y jugar con ellas. Eso va a tener que ser suficiente por ahora.
Desde un principio, desde que supe mi diagnóstico y tomé la decisión de hacerlo público, ha sido una constante para mí el seguir con mi vida normal, o lo más normal posible. Una de mis frases favoritas es "no pasa nada" y eso es realmente lo que intento: sí cuidarme, sí cambiar mi alimentación, sí investigar, leer y aprender todo lo posible sobre esta situación (conocer la información me da seguridad y conocimiento para tomar decisiones informadas sobre mi tratamiento) pero sin olvidarme que la vida sigue y la vida son momentos; no permitir que una situación pasajera domine cada pensamiento, cada acción y cada momento de mi vida porque no es así.
Les mando un fuerte abrazo.
Ale
#LaBatallaDeAle
Contáctame en Facebook & Twitter
Crédito de fotos: Alejandra García