#LaBatallaDeAle: Lecciones aprendidas
¡Hola! ¿Cómo están?
Yo la verdad con sentimientos encontrados; de regreso a Tijuana sólo los días requeridos para recibir mi sexta quimio, recuperarme y regresar a Hermosillo. ¡Por fin a inaugurar Xunuta! Así que me siento entre feliz porque estoy en casa, un poco ansiosa por el viaje exprés, nerviosa por los detalles que aún faltan en Hermosillo, preocupada porque me he sentido tan bien que a veces se me olvida por completo mi situación médica -y no tomo las precauciones y cuidados que debería- y hasta con sentimientos de culpa porque comí carne de Sonora un poco más de lo que tengo permitido. Pero a final de cuentas, muy agradecida y feliz porque esta es, casi, mi última quimio? ¡la sexta de ocho!
Llegué a Tijuana justo un día antes de la quimioterapia a encontrar que había varios pendientes que resolver, y como la perfecta hiperactiva que soy a veces, ¡a trabajar se ha dicho! Nada extenuante, lo prometo, pero no me tomé ese día como normalmente lo hago para prepararme por completo para este proceso. Además, había olvidado hacerme los análisis que se necesitan en Hermosillo. ¡Qué estrés! Así que requerí levantarme súper temprano ese mismo día, pedir resultados exprés, y todo tuvo sus consecuencias.
Por primera vez, a esta sesión me acompañó mi sobrina. Al principio todo transcurrió normal: papeleo, revisar análisis, ?enchufarme? para empezar a pasarme todos los medicamentos pre-quimio?. Estaba yo súper tranquila, platicando con la enfermera y mi sobrina, cuando de repente me desmayé. Yo por supuesto ni en cuenta, pero me las puedo imaginar a ambas: Arcelia, la enfermera, de inmediato me puso suero y checó signos vitales. Mi sobrina me subió las piernas a una silla, me puso alcohol debajo de la nariz (todo esto me lo platicaron, yo felizmente en mi mundo) y desperté a los pocos segundos sin acordarme de nada y pensando, ?¿qué le pasa a este par??
Las dos se pusieron entre enojadas e incrédulas cuando me desperté sin saber que había pasado y acto seguido me dio risa. Mi sobrina, entre estresada y regañándome, me dijo: ?¡Ale, te desmayaste!?, y mi primera pregunta, ¡fue que si me habían tomado fotos para el blog! ¡Creo que mi editor me tiene ya súper entrenada con esto de documentar todo con fotos! Gracias a Dios no fue nada, estaba con un poquito de estrés de los días anteriores y se me bajó la presión, por eso el desmayo. Después de este acontecimiento, mi oncólogo autorizó continuar con el proceso. Yo me sentía como sin nada y todo transcurrió sin incidentes. Lección aprendida: NADA es más importante que mi salud y eso incluye tomarme el día anterior a la quimio sólo para mí, para mi cuerpo y para prepararme integralmente.
Igual que la quimio anterior, los efectos de ese cóctel iniciaron desde el momento en que me pasaron la quimio: un poquito de mareos, cansancio y sentir que mi cama me llamaba a gritos. Terminado todo el procedimiento y pasado el susto de mi sobrina, me llevó a mi casa y me tomé mis días de recuperación. ¡Creo que fueron los cuatro días más rápidos e intensos de la historia!
Ya recuperada, regañada y con la lección aprendida (¡casi tatuada!) regresé a Hermosillo. ¡Qué experiencia! Me esperaba un día de ?ensayo general? y al día siguiente se abrió al público Xunuta. ¡Qué emoción!
¿Pero que les parece si les cuento en el próximo blog?
Nos leemos pronto. ¡Un abrazo fuerte!
Ale
#LaBatallaDeAle