Ale habla sobre sus cambios físicos e internos.
El día empezó como muchísimos otros 10 de mayo. Desperté, felicité a mi mamá y platicamos de cómo la festejaríamos. Por primera vez, mi sobrina, que también es chef, y yo, cocinaríamos para la familia en vez de salir a comer. Empecé mi rutina de todas las mañanas y al lavarme el cabello, cayeron mechones y mechones…
Dejen me regreso un poquito. Desde que tengo uso de razón, por mas de 40 años (excepto una vez de rebeldía adolescente) he tenido el cabello largo. La verdad es que es algo que siempre ha sido así y nunca pensé en que no seguiría siendo así.
Al final de la primera cita con mi oncólogo clínico, después de mi mastectomía y demás, le pregunté acerca del cabello, que si se me iba a caer. Me dijo que sí, que probablemente antes de tres semanas ya habría empezado a caerse y que él me recomendaba que en ese momento me rapara, porque el cuero cabelludo dolería y por otras razones más.
No fue fácil de escuchar, pero me dije a mí misma: "no pasa nada, el cabello crece". Decidí en ese momento no usar peluca y en vez de ello, me daría vuelo con mascadas, sombreros y gorritos lindos para cubrirme la cabeza. Según yo, estaba preparadísima y esperando que se me cayera el cabello, cero problema… hasta que ese día, en la regadera, sentí ambas manos enredadas de cabello cayéndose.
Lloré un poco, no por vanidad ni por victimizarme, pero fue algo mucho más emocional de lo que imaginé. Me preparé para todo, menos para lo que realmente sentí en ese momento.
Para mí, como para muchas mujeres (no todas, lo sé), el cabello largo es parte de ser femenina, de disfrutar el ser mujer. El comprender que la feminidad no tiene que ver con la ausencia o presencia de cabello, ni de otras cosas, es un enorme paso. Ser femenina viene desde adentro, está en la esencia de cada una. Así como tampoco me hace más o menos mujer, o más o menos bella. Es algo externo, nada más.
Esta va a ser una gran oportunidad de enfocarme más en apreciar lo que tengo, en valorar cada momento, de comprender que nada es permanente y que todo cambia, y todo pasa, así como el cabello me va a crecer. El simple hecho de estar viva y rodeada de personas que me apoyan y quieren es algo que agradezco infinitamente y valoro cada segundo.
Hay palabras que me circulan por la mente (apego, impermanencia, control) y confío en que todo esto tiene un porqué y un para qué. Es parte de mi lucha, es parte de ser guerrera y es parte de tener una actitud que día a día me esfuerzo por tener: ver las cosas en positivo, disfrutar y agradecer cada momento, vivir con alegría y aprender de cada situación.
Hace unos días comí con un amigo y me dijo algo que se me quedó muy grabado: ?me encanta que te aferras a estar en gratitud por todo? y sí, me gustó. Aplica. Porque cuando suceden cosas lindas es muy fácil estar agradecido, pero cuando suceden cosas que no percibimos como lindas, ¿qué?
Con esto en mente, al día siguiente le hablé a mi estilista de más de 20 años para que me recibiera ese mismo día y me rapara. No sé ni cómo describirlo. Me acompañaron dos de mis sobrinas para echarme porras, y al primer tijeretazo creo que todos, incluyendo a mi estilista, soltamos una o dos lágrimas, y casi sin darme cuenta, me quedé sin cabello. La verdad, no me veo tan mal. Nuevo look, me dije a mí misma. Y nuevo look, amerita documentarse. Me maquillé y ¡a tomar fotos! No quiero esconder mi nuevo look, estoy tan feliz de sentirme bien este par de semanas después de la quimio, que al contrario.
Pam (una de las chicas de mi equipo de cocina, repostera extraordinaria y fotógrafa de corazón) me tomó las fotos y las compartí en redes sociales, así como se las comparto hoy a ustedes. No me lo van a creer, pero es el post que mas vistas, likes y comentarios han tenido. ¡No lo pasaba a creer! Mi corazón se súper cargó de energía positiva y fortaleza con todo el apoyo que vi, que sentí. Finalmente mi cabello va a renacer, como lo estoy haciendo yo.
Me encanta la idea de ser esa mujer que, sin pensarlo, comprueba una vez más que lo importante es lo que hay por dentro, no lo que no hay por fuera. Estar sin cabello se siente chistoso y me dio un poquito de frio – el calor no llega aún a Tijuana- pero fuera de ahí, me gusto el nuevo look. Lo mejor de todo es que me viene como anillo al dedo, porque voy a Hermosillo de trabajo un par de días y allá sí hace calor… ¡hasta en eso soy afortunada!
Les mando un abrazo y espero todos sus comentarios.
Ale
#LaBatallaDeAle
Contáctame en Facebook & Twitter
Crédito de fotos: Alejandra García