Ale nos habla sobre actos de compasión, generosidad y espíritu humano.
Segundo día en Hermosillo y la primera vez que fui consciente de lo mal que muchos de nosotros comemos. En el hotel donde me quedé, ofrecieron el desayuno. Así que bajé al buffet que estaba puesto y no había prácticamente nada que pudiera comer, nada saludable excepto la fruta picada. ¡Estaba horrorizada! De cuatro tipos de cereales, tres con cantidades exageradas de azúcar. Había yogur tipo griego y me dije: ¡perfecto! Revisé la etiqueta y una porción de media taza tenia 28 gramos de azúcar. Descartado. ¿Pan dulce? ¡No! Había rebanadas de pan ?integral? de bolsa. La comida caliente: frijoles de lata, no. Chilaquiles fritos, no. Huevos revueltos con chorizo, no. Chicharrón en salsa roja, no. No había opciones de leche, solo entera ( no deslactosada, no de almendra, de arroz, nada). Jugos de tetra pack, nada natural. ¿Y nos asombramos que seamos el país con primer lugar en obesidad en el mundo? Pero eso es otro tema, ya lo tocaré en algún momento.
Este segundo día decidí ?probar las aguas? y entre eso y el calor, no me puse mascada, fui con la cabeza destapada todo el día y aunque hubo muchas miradas de reojo, ¡me encantó!
No desayuné gran cosa, y fue un día como el anterior, con muchísimas reuniones con proveedores, varios restaurantes y un rato en la tarde de conviviencia con mis clientes y un hasta pronto cuando en la tarde me dejaron en el aeropuerto, muy satisfecha por dos días súper productivos y feliz de estar en camino a casa.
Esta vez ya estaba un poquito más preparada para lo que suponía iba a suceder en el avión. Fue una experiencia muy diferente al vuelo de venida, o yo no estaba tan sensible a lo que estaba sucediendo a mi alrededor. Lo único que me llamó la atención en el vuelo fue un señor que de repente me volteaba a ver como de reojo. Llegamos a Tijuana y en el carrusel de maletas, este mismo se me acercó cuando salió mi maleta y yo estaba por jalarla, y me preguntó que si le permitía ayudarme. Igual cuando pasamos la revisión sanitaria y ya afuera, cuando pasaron por mí, se acercó, me tocó el brazo y me dijo: ?mi esposa acaba de pasar por esto, sé que no debe hacer mucha fuerza, permítame ayudarle?. Creo que nunca me había tocado experimentar un acto de tanta compasión, de tanta generosidad, de tanto espíritu humano.
No sé, fue algo que realmente me llegó al corazón, fue muy emotivo y fue algo tan sencillo, que me obligó a preguntarme si alguna vez yo había hecho algo así por alguien. ¿Se imaginan si cada uno de nosotros tenemos este tipo de acciones con esa intención de vez en cuando? A mí, me cambió toda una experiencia, me confirmó que hay muchas personas humanas, buenas en este mundo y agradecí infinitamente el que una de ellas se haya cruzado en mi camino.
No sé quién era, no sé cómo se llama, pero desde aquí, una vez más le agradezco no solamente el que me haya ayudado con las maletas sino todo lo que eso significó para mí. ¡Qué afortunada su esposa de tener un esposo como él!
Los dejo, nos leemos el martes.
¡Les mando un beso!
Ale
#LaBatallaDeAle
Contáctame en Facebook & Twitter
Crédito de fotos: Alejandra García