#LaBatallaDeAle: COINCIDENCIAS
¡Hola! ¡Qué feliz me hace estar escribiendo de nuevo! No tienen idea lo maravilloso que es la oportunidad de expresar y compartir con ustedes todo lo que está sucediendo, cómo me siento, cómo me ha cambiado la vida, cómo siendo la misma Alejandra de siempre, no lo soy de cierta manera.
Ya la semana pasada les platicaba de cómo disfruto cada momento, por más sencillo e intrascendente que pudiera parecer. Esta semana les quiero compartir cosas que me han estado sucediendo, algunas chistosas, otras no, pero todas me han llevado a preguntarme el porqué de cada una de ellas. A veces descubro la respuesta, en otras aún no.
Hace unos días fui a un supermercado orgánico para hacer mis compras. Estaba buscando un suplemento en especial y junto a mí se paró una señora con su carrito y había una niña de unos cuatro años dentro. Platiqué un poco con la señora -yo ese día no traía mascada ni turbante- y me preguntó sobre mi cabeza rapada.
Su niña seguía en el carrito muy tranquila, con los ojos abiertos y escuchando cada palabra. Cuando la mamá la dice a su hija: "Eli, ¿te quieres quitar tu gorra?" La niña tenía una gorra con una trenza larga. No se imaginan mi sorpresa cuando se la quita y estaba igual que yo, con la cabeza rapada. Su mamá me dijo que Eli le preguntaba muy seguido "mamá, por qué ya no tengo pelo como mis primas?" ¿Cómo le explicas eso a una niña de esas edad?
Después de controlar mis lágrimas y llenarme de un sentimiento que no les puedo explicar, me acerqué a decirle que se veía hermosa. Se me quedó viendo con una mirada de "estás loca", y le dije: "¿a poco yo no me veo hermosa?". Movió la cabeza afirmativamente. Agregué: "estamos iguales y tú te ves aún más hermosa que yo, porque eres una niña muy fuerte que está rodeada de amor y ahorita no tienes pelo porque después te va a salir más bonito que antes, igual que a mí".
Platiqué con ella, con el corazón partido pero decidida a que ese encuentro entre dos almas que pasan por situaciones médicas similares, fuera positivo para las dos. Finalmente me regaló una sonrisa -medio tímida- y me derretí como mantequilla. Eli tiene leucemia, cuatro años de edad, su mamá es una mujer que en los 10 minutos que platicamos, me dejó una huella de valor y fortaleza que me queda de ejemplo para siempre.
Otra de mis coincidencias es que cuando me hicieron la mastectomía fue una cirugía de más de 15 horas. Primero me dolió muchísimo, se me marcó, se me formó una herida grande, me dio alopecia y tardó un par de meses en curarse. Cual no va siendo mi sorpresa cuando se me cae todo el cabello y me rapé, que la alopecia ya había desaparecido y que la cicatriz de la herida me quedo en forma de corazón invertido. Así que tengo mi corazón interno y uno externo que me recuerda todos los días que todo tiene un motivo de ser y que soy amada (o es el significado que elijo darle), porque es parte de mi proceso, es algo que me va a quedar toda la vida y le he tomado cariño.
Hoy los dejo con estos dos ejemplos, pero hay muchos más que ya les iré compartiendo y que me hacen el vivir esta situación médica que estoy pasando con más fe, amor, fortaleza y certeza de que todo va a estar bien.
Les envío un abrazo grande y nos leemos muy pronto.
Ale
#LaBatallaDeAle