#LaBatallaDeAle: LA PENÚLTIMA QUIMIO
¡Hola! ¿Cómo están? Confío en que súper. Fíjense que yo estoy muy contenta porque me estoy acercando al final de esta segunda etapa de mi tratamiento: la penúltima quimioterapia. Al mismo tiempo tengo sentimientos de incertidumbre porque siguen las radiaciones, Herceptin, más estudios, quimio oral… Pero bueno, un día la vez, ¿cierto?
Como siempre lo he sido con ustedes -auténtica y honesta-, les tengo que confesar que mi cuerpo ya está un poquito cansado. Sigo como siempre: trabajo, disfruto cada momento, sonrío y me levanto todos los días con infinita gratitud por precisamente eso, un día más de vida. Pero mi cuerpo a veces reniega.
¿Ya les platiqué de mi más reciente quimio verdad? Con mi sobrina y el desmayo que le dio un enorme susto. Bueno, pues esta quimio me llevó mi mejor amiga y otra gran amiga para hacer el proceso -que son casi tres horas- un poquito más ameno para mí. Me llevaron mi latte frío, llevamos a cabo todo el papeleo y trámites, hice mi ritual de agradecimiento y recibir con amor el medicamento… Pero la verdad es que sí, a pesar de seguir mi vida lo más normal posible, estoy cansada y mi cuerpo también.
Me conectaron por el puerto que tengo bajo la clavícula precisamente para esto. Empezaron a ponerme medicamento, estábamos las tres platicando de todo y de nada cuando de repente se me fueron los ojos y me desmayé. Lo chistoso fue que la enfermera les dijo a mis amigas: "¡Tómenle una foto!" (mi editor del blog se hará famoso con tanta foto y la documentación de todo). Entró el doctor, me subieron las piernas, me tomaron la presión y todo muy bien. Aparentemente a mi cuerpo le gusta renegar de esa forma. Por lo menos lo hace sólo en el consultorio médico y me deja en paz el resto del tiempo.
Mis amigas son súper fuertes, de hecho me tomaron la foto y cuando volví en mí, seguimos el resto del tiempo platicando como si nada. Yo ya un poco mareada y más cansada de cómo llegué, pero nada que un buen sueño no repare, y eso fue precisamente lo que hice: llegué a mi casa a acostarme y descansar por unos días. Me dejé consentir, me levanté sólo por lo indispensable y salí de esta quimio como nueva.
¡Qué emoción! ¡Es la penúltima y ya sólo me falta una! Platicaba con mi oncólogo ese mismo día y me decía que a pesar del desmayo me veía muy bien, que no lucía demacrada ni enferma (esa palabra que no me gusta). Le recordé que no estoy enferma: estoy pasando por una situación médica. Sonrió cuando se lo dije.
Le mencioné también que no sé qué es lo que está funcionando; si la medicina tradicional, la alternativa, mi actitud o la combinación de las tres. Me comentó -con toda humildad- que todo ayuda, aunque yo sé que mi oncólogo clínico es lo máximo y soy infinitamente afortunada de estar en sus manos.
Con eso termino la séptima quimio: con un pequeño susto pero también con infinita gratitud y felicidad de saber que sólo me falta una. Así que a recuperarme que vienen dos eventos grandes en dos ciudades diferentes. Esas cosas que me encantan y disfruto y me llenan el espíritu de amor y el cuerpo de energía.
Les sigo contando la próxima semana, ¿les parece?
¡Un abrazo grande!
Ale
#LaBatallaDeAle