Las bajas temperaturas de los aviones no sólo no son buenas, son las peores enemigas de la piel. El aire acondicionado excesivo absorbe toda la humedad del ambiente resecando la piel de todo tu cuerpo, pero específicamente la de tu cara. El rostro es la zona más sensible y delicada, por lo tanto, necesita de una ayuda extra para sobrevivir estando bajo condiciones no tan favorables. Normalmente, la piel se siente cómoda en ambientes con un nivel de humedad entre 40% y 70%, y en un avión este porcentaje puede bajar hasta un 20%.
“La disminución en la humedad durante un vuelo, en conjunto con el acúmulo de dióxido de carbono y los cambios en la temperatura, favorecen la deshidratación de tu piel, haciéndola lucir opaca y sin luminosidad”, nos comenta la Dra. Lilian Andrade (cirujana dermatóloga y dermato-oncóloga).
Para evitar estos problemas, es importante llevar una rutina muy particular de cuidado de la piel que te prepare para cualquier circunstancia.
ANTES
Prepárate desde adentro días previos a tu vuelo. Incluye muchas frutas y verduras en tu alimentación diaria y toma mucha agua para que subas extrahidratada al avión. Al momento de hacer tu maleta, no olvides empacar protector solar y tu crema, suero o aceite facial que te ayudará para regresar el brillo a tu rostro. Una noche antes, aplica una mascarilla hidratante en tu cara o un humectante para el rostro más pesado de lo normal para que su efecto dure más tiempo. Duerme suficiente para que tu piel descanse y no se sienta tan tensa o estresada al día siguiente. Antes de salir de tu casa lava tu cara y vuelve a aplicar una capa de hidratante. Esto funcionará como una base para los siguientes pasos a realizar durante el viaje.
DURANTE
Portar toallitas desmaquillantes en tu equipaje de mano siempre es un must. Aunque lleves tu piel limpia y con productos para cuidarla, pasa una toallita y una vez que tu cara esté lista es momento de utilizar los productos que empacaste contigo para el largo vuelo. Los aviones no son necesariamente lugares que destacan por su limpieza, así que es mejor tomar precauciones. Aplica tu hidratante o suero facial, tu contorno de ojos y después protege tu cara con bloqueador solar, para evitar opacidad al aterrizar. “El cambio en la altitud favorece un aumento de los rayos ultravioleta, los cuales son responsables del envejecimiento cutáneo. Los rayos del sol alcanzan tu piel incluso estando dentro del avión”, explica la dermatóloga. No te olvides de tus labios y lleva contigo un bálsamo a la mano. Trata de dormir y toma suficiente agua para evitar la hinchazón, evita las bebidas azucaradas, el alcohol y el café durante el trayecto y, lo más importante, ponte ropa cómoda para mantener una adecuada circulación.
DESPUÉS
Al aterrizar lava tu cara profundamente con un limpiador facial especial para calmar la piel, o si tienes tiempo suficiente, date una ducha de cuerpo completo. Evita el agua a temperaturas muy altas, es mejor hacerlo con agua fría para desinflamar y despertar la piel. Después… ¡vuelve a hidratar! Puede que parezca excesivo, pero la cantidad de humedad que pierde el cuerpo en los aviones es altísima y de alguna forma necesita recuperarla. Sé consciente de todo tu cuerpo y humecta de pies a cabeza, siempre utilizando los productos específicos para cada zona.
BACK TO BASICS
Si no estás acostumbrada a seguir toda una rutina de belleza cuando viajas, haz lo más básico en cuestión de skincare pero no dejes tu piel desatendida. La dermatóloga Alexandra de Osio Cortez (Clínica Dermatológica DERMONT), nos compartió unas sencillas recomendaciones que cualquiera puede seguir al tomar un avión y aun así mantenerse protegido de las condiciones que se viven en los vuelos.
- Lava tu cara cada 12 horas con tu dermolimpiador/jabón o solución micelar indicados por tu dermatólogo o dermatóloga.
- Desmaquilla ojos, pestañas y rostro.
- Asegúrate que la almohada y manta otorgadas por la aerolínea estén empacadas, lo que significa que están limpias y puedes evitar infecciones.
- Tus manos también sufren resequedad; lleva en tu bolsa crema hidratante para aplicar en ellas posterior al lavado y/o aplicación de gel antibacterial.
Por Renata Castillo